Parque Humorista Santi Rodríguez
¿Sabíais que en Jaén homenajearon a Santi Rodríguez poniéndole su nombre a un parque? Parque Humorista Santi Rodríguez, se llama.
La inauguración fue el 13 de junio de 2014, fecha en la que el humorista jiennense escribió este bonito artículo como agradecimiento a tal reconocimiento. Os lo dejamos aquí.
Suelo escribir sólo cuando tengo imperiosa necesidad de expresar algo y hoy es uno de esos días.
Hoy es un día bonito, alegre, reconfortante para mí. Nadie creo que debería dejar de reconocer, en ocasiones así, que el ego coge un poquito de aire cuando recibe algún tipo de reconocimiento como el que hoy tengo la suerte de vivir yo.
Esta tarde tengo el honor y la suerte de inaugurar el Parque Humorista Santi Rodríguez. Un parque con mi nombre…se me pone el pelo de punta nada más que de pensarlo. Cualquier reconocimiento hace ilusión, una calle es igualmente un gran honor, por supuesto, pero por este parque la gente no caminará como autómatas, como se camina a diario, rodeado de tráfico y prisas…aquí la gente vendrá a relajarse y a disfrutar…
Y, como siempre, porque así me lo enseñaron, intentaré volver a materializar el conocido dicho de “Es de bien nacidos ser agradecidos”.
En mi humilde opinión, os aseguro que lo digo de corazón, estoy convencido de que yo no soy merecedor por mí mismo, y de forma aislada, de este privilegio si no llego a estar rodeado de tantísima gente como me ha acompañado hasta el día de hoy.
Hay una corporación local, la que forma el Ayuntamiento de mi tierra, de Jaén, la que ha tenido a bien tomar la decisión de ponerle mi nombre al parque. Imagino, espero no equivocarme, de quien ha partido la idea, y por eso quiero dar las gracias de todo corazón, de la mejor manera que soy capaz, al alcalde Jose Enrique Fernández de Moya (me perdonaréis que deje aquí los formulismos del tratamiento protocolario).
El alcalde es una persona que, al menos a mí, me ha tratado siempre con bondad y con cariño, sin reclamar ningún tipo de protagonismo, y ha sido receptivo en todas las ocasiones a las causas que intento defender. Fundamentalmente la que me lleva a trabajar, siempre que me es posible, con mis niños de Síndrome de Down. Pone a mi disposición todo lo que, en el momento actual, le es posible. Con anterioridad, en su caso, no tuve la suerte de tener lo mismo con otras personas por lo que, de corazón, debo de mandarle un cariñoso abrazo y darle las gracias humildemente.
Asimismo, sería injusto si no agradeciera de igual forma a todos y cada uno de los que, en el Pleno del Ayuntamiento y fuera de él, han refrendado con su apoyo esta propuesta. A los que no, por supuesto, no se lo tengo en cuenta porque tampoco soy nadie para hacerlo y, para gustos los colores…seguro que, como en mi caso, habrá muchos candidatos tan válidos como yo a recibir este honor.
Ahora paso a explicar mi teoría de cómo se puede recibir algo tan lindo como el regalo que me espera dentro de unas horas.
Nací en el seno de una familia trabajadora y luchadora que se preocupó, a cada momento, de recordarme que no estamos solos en el mundo, que viajamos con mucha gente que nos va acompañando a lo largo del trayecto y que, siempre que nos sea posible hay que intentar ayudar o estar pendientes de las carencias o necesidades de los demás. Lo mejor, si la vida te trata bien, es devolver parte de lo que recibes a esa propia vida que tan bondadosamente te acoge y tratar de equilibrar la balanza con los más desfavorecidos. Mi abuela me enseñó que “En la vida, hay que cuidar a la gente que te encuentres subiendo, porque te los vas a encontrar cuando estés bajando”
Lo de menos es que sean gente más o menos conocida. Lo importante es lo que necesiten. Una de mis películas favoritas es Cadena de favores, que recomiendo ver cada vez que tengo oportunidad.
Pues bien, a la familia que me tocó en suerte cuando vine al mundo se unió la que yo, en su día decidí formar junto a Vicky, mi mujer y a Victoria y Susana, mis dos princesas. Sin las tres no imagino como viviría en este momento. Ellas son parte imprescindible y fundamental de mi quehacer diario. Ellas, aceptan de buen grado mis ausencias por motivos laborales y, lo que es aún más meritorio, las motivadas por motivos humanitarios. Disponen de poco tiempo para que compartamos ratos juntos y no ponen trabas a que, de ese tiempo, destine parte a intentar ayudar a los demás. Y lo más complicado es que lo hacen calladamente, sin reclamar ningún tipo de reconocimiento por ello.
Intento caminar por la vida transmitiendo el optimismo y la solidaridad que entre todos he llegado a asimilar a día de hoy. Valores como el respeto, la humildad y la educación hacia los demás son a veces tenidos muy poco en cuenta. Suelo echar de menos este tipo de muestras cuando veo como se comportan algunos en ocasiones. Pienso que la mejor forma de combatirlos no es haciendo reproches sino predicando con mi ejemplo que, por lo que veo, en días como hoy, causa algún efecto.
Por eso, sería injusto si me olvidara hacer referencia a los culpables directos de lo que hoy tendrá lugar. No creo en el azar pero, sea del modo que sea, cierto día tuve la suerte de coincidir con la Asociación Síndrome de Down que forma parte importantísima en mi vida desde entonces. He conocido a gente como su presidenta Lola y a trabajadores como Manolo o Maria José que me han enseñado lo bonito, y duro también, que es trabajar junto a estos campeones. Tengo la suerte de aprender a ser mejor persona con gestos diminutos que te enseñan que la vida se recorre con distintos pasos. A veces con grandes zancadas pero, en ocasiones, también con pasitos muy cortos y pequeños pero que, no por ello dejan de ser maravillosos y meritorios.
Intento en ocasiones ayudar a otras causas pero, espero que se me perdone, si tengo en la mirilla de mi ojito derecho a mis niños, más o menos grandes de Síndrome de Down. Nombrar a Pablito, Angel o Claudia es nombrar a campeones que, junto a sus familias me llenan cada momento que comparto con ellos de cosas buenas en las que, como dije en su día, las palabras odio, rencor o envidia no tienen cabida… Lo que cambiaría todo si muchos aprendieran a ir más despacio pero reparar con más frecuencia en esta forma de entender la vida.
Me gustaría también dar las gracias a todos y cada uno de los amigos que me apoyan a diario con su cariño y ayuda, ellos saben quienes son. Se han subido al barco que un día decidí poner a navegar con la misma pasión que llevo yo. Gente grande sin la que todo lo que hago sería completamente imposible. Soy la persona más rica del mundo, sin defraudar a Hacienda, porque, si “Quien tiene un amigo tiene un tesoro”, yo no tengo ya sitio donde guardar tantísimos cofres.
Y gracias por último a la bendita tierra que me acogió al llegar de Málaga, tierra que me vio nacer, de la que por supuesto, estoy muy orgulloso. No reniego en absoluto de mi origen boquerón pero uno, se quiera o no, no es de donde nace sino de donde se hace y ,en mi caso, no tengo más remedio que decir que soy jaenero. Se me llena la boca de decir que soy de Jaén, que tengo por paisanos a gente amable que, en ocasiones está bastante olvidada en el resto del país de forma injusta. Somos gente humilde y hospitalaria con muchos valores, que lucha por llevar una vida algo mejor. Jaén es la mejor tierra en la que podía haber vivido y ese es el motivo por el que decidí en su día no cambiar de residencia.
Uno debe estar siempre orgulloso de sus orígenes. Compruebo, en ocasiones, con bastante asombro, como hay personas que omiten hacer referencia a su procedencia familiar o al lugar donde nacieron o residen por una absurda vergüenza que habla muy poco en favor de ellos. La personas no dejan de tener valor por el lugar donde vinieron al mundo o por la humildad de su entorno familiar. Al contrario, aún es más meritorio los logros que consigan cuando no se tiene todo a favor…
Hoy soy feliz porque, en el futuro, muchos de mis paisanos podrán disfrutar, si los vándalos me hacen el favor de pasar de largo por el parque, de un entorno donde disfrutar de momentos de cariño. Los abuelos pasearán con los nietos y los nietos crecerán recordando el lugar donde recibían el cariño y cuidados de sus yayos .Las familias podrán tener un ratito de tranquilidad olvidando lo duro del día a día y las parejas de enamorados podrán…quererse un poco más….
Al igual que yo paseaba por la Alameda de Capuchinos viendo el cabezón de Bernardo López o la imagen de Bernabé Soriano junto a mi abuela o mi familia y de ello conservo un imborrable y precioso recuerdo espero que, a partir de hoy muchos, paisanos puedan tener la misma suerte en este parque. Mi abuela me contó en la Alameda muchas de sus historias entre las que, curiosamente, alguna había del Cerrete de los Lirios…Espero que, si los abuelos tienen a bien incluirme en sus historias, les cuenten a sus niños que el nombre del parque es el de un paisano suyo que estaba muy orgulloso de la tierra que nos acoge a todos y que sólo intentó hacer que la vida no sea tan difícil, sea más amable porque eso, al fin y al cabo, es lo único que queda.
La mejor manera de dejar huella es echar buenas raíces viviendo por y para los demás siempre que nos sea posible. Si no hay raíces, no habrá nunca árboles por donde dar un paseo y el camino por el desierto es duro de llevar a cabo.
En resumen, gracias a todos y cada uno de los culpables de que esto ocurra hoy… el parque se llama Humorista Santi Rodríguez simplemente porque sería imposible incluir a todos y cada uno de los que han hecho posible que este parque sea realidad.
Gracias a todos ellos. Viva Jaén
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